domingo, 14 de abril de 2013


VISITA A DELTA 1. EL POBLADO QUE NUNCA DUERME

Nuestra convivencia y voluntariado en el Albergue del Padre Zabala realmente dejan poco tiempo libre. Estamos sumidos en sus quehaceres desde las 5 am y son muchas las tareas allí (talleres, limpieza, orden, apoyo escolar…) pero tanto Fabio como yo consideramos interesante para comprender la realidad del Distrito Madre de Dios conocer otros poblados cercanos a Boca Colorado. Así que, decidimos visitar Delta 1 aprovechando que muchos alumnos han salido del albergue para visitar a sus familias.

Podríamos ir en bote a través  del río, pero el viaje sería mucho más largo, por lo que cogemos un transporte terrestre colectivo, cuyo trayecto supera las dos horas y medias entre esperas y cambio de vehículo. Vamos en la zona trasera al descubierto de un 4X4 junto a unas seis personas más.

El mini punto rojo es Fabio
El paisaje es espectacular. Es la pura selva. Palmerales impenetrables, castaños que rozan las nubes, es una continua sucesión de tonalidades verdes infinitas. Atravesamos campamentos de mineros, reconocibles por sus chavolas de plástico azulado en mitad de la selva y cernanos al rio. La llegada al río es impactante. Es terrible comprobar los efectos de la mineria aurífera, la devastación del paisaje sobrecoge, el esplendor vegetal desaparece dando lugar a una naturaleza muerta. 

Delta 1 nos resulta sorprendente, es un poblado bastante bullicioso al igual que Boca Colorado. Se escuchan batucadas y tenderos atrayendo a sus kioscos, los mineros deambulan por el poblado en busca de sexo y alcohol. Posiblemente nos hayamos cruzado con el padre de algún niño del albergue.
También reponen sus equipos, descansan y venden su oro a un precio miserable. 120 soles por gramo, alrededor de 30 euros. Un dinero muy tentador en un lugar muy “de hombres”. Es muy habitual gastar la plata en prostíbulos y cantinas, y comprobar días después que al minero no le queda nada que enviar a la familia, así que, de vuelta al tajo y vuelta a empezar.

Fabio y yo paseamos por sus ajetreadas calles. Los negocios familiares se suceden, la mayoría destinados a la actividad minera. Desde luego somos objeto de muchas miradas, hay incluso personas que desean fotografiarse con nosotros, no sé todavia muy bien con qué finalidad. Quizás para contarle algún día a sus hijos que unos europeos blanquitos pasaron por su establecimiento.

Después de almorzar cebiche y pollo al carbón en una cantina junto a mineros solitarios, emprendemos el camino de vuelta, donde coincido con un señor primero agricultor y después minero que me cuenta su interesante vida. Pero eso será otra historia.

sábado, 23 de marzo de 2013

SU CANTO.. SU HIMNO

Entre un millón de libros a los que quité el polvo, ordené y ojee durante horas, encontré esto... Su canto, su Himno!!





Río colorado, tierra de pasiones, Villa Colorado, nido de ilusiones

  1. De lejanos lares llegué yo a esta tierra y con mis sudores progresar quisiera.
  2. El oro y madera a todos atraen, de muchas maneras todos lo extraen
  3. Con mi carretilla y la chupadera, arena y cascajo esa es mi tarea.
  4. A veces reluce y sonríe el viento, otras mi familia sufre el tormento
  5. En el monte vivo con mi motosierra, humedad y frío por sacar madera
  6. Hoy los camioneros llegan tempraneros , pues la policía quiere sorprenderlos.
  7. Colegio tenemos, canchas y piscina, y ahora un albergue que a todos anima.
  8. Chacras de maíz, yuca y hortaliza, cuyes y gallinas, pollos realizan
  9. Que Dios nos bendiga y borre las penas, que en este Distrito es la gente buena.
  10. San Juan y Pacal y Boca de amigo, San José Karene, Puerto Luz Contigo.
  11. Masenahua llega y Huasoroquito, Ishiriwe danza y Punkiri Chico.
  12. Delta uno viene todo decidido,que la fiesta es grande para este distrito.
  13. Bajo Colorado es mi playa oculta que acorta camino y a todos resulta.
  14. Lejano Setapo y Alto Pukiri todos como hermanos están pipiripi.

Lo que vieron mis ojos..

Lo que vieron mis ojos… ese es el nombre que decidí poner a mi experiencia, llevaba tanto tiempo pensando como iniciar mi viaje, que casi me olvido de hacerlo.
Mi relato es mío, no voy a hacer uso de ninguno de los chic@s que allí conocí para explicar lo que viví, sentí y experimente durante mi estancia en Boca Colorado (Perú), tampoco deciros que la experiencia cambio mi vida o me hizo mejor persona, solo vi, observé y disfrute de lo que aquel lugar me estaba regalando… y que a partir de este momento compartiré con vosotros..

Y para que podáis poner cara a mi historia... esta soy yo.. Tania.. Trabajadora Social, con experiencia en familia en conflicto y menores en riesgo de exclusión social... 

lunes, 18 de marzo de 2013

MISA DE DIFUNTOS EN PLAYA OCULTA

Hoy nos han avisado que ha fallecido Pascual, encontraron su cuerpo ahogado en las turbias y coloradas aguas del rio Inambari que discurre por Playa Oculta en plena selva de la Amazonía Peruana. 

Su muerte suena a misterio, ¿cayó al río tan ebrio que no pudo salvarse? ¿Fue sepultado por la tierra removida por la minería? ¿Tal vez fue un ajuste de cuentas debido a negocios por el oro? Era un hombre joven, fuerte y con una familia que ahora queda desamparada con su pérdida y preocupada por perder al cabeza de familia, proveedor de los pocos soles que entraban en su ajustada economía doméstica.


El Padre Zabala y Martín, únicos sacerdotes de los alrededores, han sido las personas encargadas de oficiar la misa. Mi primera sorpresa fue comprobar que los sacerdotes no viajan solos, los acompañan los niños del albergue, con sus cuadernillos o misales apropiados para la ocasión, gracias a ellos los fieles pueden seguir la Eucaristía, sus cánticos y responsos.

Es de noche y tras un trayecto en el jeep cruzamos parte de la selva para llegar a Playa Oculta. No hay iglesia, tan sólo una especie de escenario de madera junto al río donde algunos familiares varones velan al difunto y nos esperan. El recinto, al aire libre, empieza a llenarse de sillas, familiares y vecinos. La luz de las velas ilumina el entorno y un ambiente de duelo y dolor impregna el espacio. Los hombres han bebido, han ahogado su tristeza en el alcohol demostrando su virilidad, las mujeres reparten hojas de coca, refrescos y tabaco para hacer más llevadero el velorio. Los sacerdotes con sotana y el altar casero dan cierta solemnidad al acto, mientras los niños corretean de un lugar a otro detrás de las chicharras y de los perros, que también quieren dar su último adios a Pascual, las madres amamantan a sus bebés y el cántico a veces se hace difícil debido al jugo de las bolas de coca que abultan los carrillos de los fieles. El hecho de mascar hojas de coca está normalizado en tierras peruanas y este es uno de sus usos.

Cuando termina la misa, regresamos a Boca Colorado. Vamos callados, pensando en la fragilidad de la vida, los niños piensan en supersticiones macabras. En un sitio como el Distrito Madre de Dios la vida parece no tener tanta importancia como en los Países del Norte, la muerte está más cercana, es fácil accidentarse, enfermar o incluso ser asesinado. Estar vivo es sobrevivir a duras condiciones y a veces cuestión de suerte.

domingo, 17 de marzo de 2013

ME VOY A ATREVER


Las nuevas tecnologías no son lo mío, de hecho es la primera vez que escribo en un blog. Prefiero el cara a cara, mirarnos a los ojos mientras nos comunicamos, coger de la mano a la otra persona y sentirla,  salir al bar de turno para ver a los colegas, charlar y pasar un buen rato. Pero sí creo en el poder que internet tiene a la hora de acercar a las personas de todo el mundo y en la facilidad para informar y comunicarnos desde cualquier punto del planeta.

Hablar de la facilidad al acceso de esta tecnología abriría un debate en el que ahora no quiero entrar y sobre el que mi hermanito Fabio ya ha escrito. Fue divertido descubrir que mi compañero de experiencia fuese profesor de informática y mi primera actuación fuese montar un aula de informática. Son los guiños de la vida o del destino.
La comunicación, el aprendizaje y el acceso libre a la información a través de Internet entendidos como herramienta de avance y desarrollo, cobran cada vez más importancia en los Países del Sur.

Por eso quiero completar mi actividad de sensibilización y divulgación de mi experiencia de voluntariado a través de este medio, estoy convencida que le será de utilidad a toda persona que desde nuestro blog quiera conocer la realidad de Boca Colorado, desde la mirada de estos perugrinos onubenses. Gracias al trabajo y al programa del Area de Cooperación Internacional de la Diputación de Huelva y al Grupo de Los Hermanos Maristas que forman SED pude desarrollar esta experiencia inolvidable.

Estos días me gustaría escribir sobre mis vivencias en aquel “extraño” lugar que es Boca Colorado y del que siempre digo que "no he visto un sitio igual en mi vida". El ambiente te traslada al viejo oeste y a la fiebre del oro en pleno siglo 21. La escasez de agua potable, de electricidad, de medios en general, la normalización del abuso y la dificultad que supone acceder a una vida mejor no dejan indiferente al forastero.



Empezaré escribiendo una entrada que comencé en Agosto y de la que sólo colgué el título: “Misa de difuntos en Playa Oculta”

martes, 12 de febrero de 2013

Superhéroes de barrio.





Autora: Ana Palacios

Dámaris no sabe que es puro azar haber nacido allá y no acá o incluso que, en ocasiones, es aleatorio nacer enfermo o sano. Quizás, algún día se lo expliquen en forma de cuento u oración para que nunca suene a injusticia o a asunto de mal karma o fuerzas paradigmáticas del universo este que tenemos aquí, arriba y abajo. Sea como sea, ella aún no piensa en injusticias o en mala suerte. Intuye, porque poco a poco se va dando cuenta, que ella es diferente de la mayoría de personas que la rodean. Cree saber que hay algo que la distingue del resto, algo que la hace sobresalir de lo común, de lo normal. Dámaris piensa que hay un motivo que la hace especial, sino no tendría sentido que la atendieran todos tan bien.

Con sólo seis años se enfrenta a la oscuridad de una manera extraordinariamente valiente. Lo normal en los niños de esa edad, y yo me incluyo en ese lote, es suplicar una luz encendida para evitar que cualquier ser de debajo de la cama, o cualquier coco agazapado en el armario salga a por ti justo cuando tu padre se dé la vuelta. Por lo general, la oscuridad nos asusta y  debe ser algo inherente al ser humano. Relacionamos oscuridad con miedo, o imploramos oscuridad cuando algo nos avergüenza (y ahora, ya no hablo de niños de seis años). Por el contrario, disfrutamos de la luz del día, de las luces del día mejor dicho, porque cada hora, cada momento tiene su encanto, tiene su cielo particular, sus colores según la hora que marque el reloj. A la luz, disfrutamos leyendo buenos libros, viendo fotos del pasado o miramos embobados una cara conocida que nos alegra el día más triste. Todo esto, que es un ínfimo resumen de lo que podemos hacer con la luz prendida, es cotidiano y como siempre, confundimos cotidiano con trivial. Y sin querer casi, nos volvemos ingratos con nuestro propio mundo, nuestro entorno o incluso con uno mismo.

Y el problema sería, tal vez, no caer en la cuenta de esta ingratitud que contamina todos los órganos del cuerpo como un cáncer incurable; empezando por el cerebro y terminando de forma letal, con el corazón. Y el problema sería doble, tal vez, si no tuviéramos ejemplos o patrones que imitar. Afortunadamente sí los tenemos. Héroes y heroínas, que nos recuerdan que tenemos que dar gracias por todo lo que nos rodea y que sucumbir a pequeños o grandes fracasos solo lleva a fracasar aún más. Nos enseñan a ser fuertes, desde el ejemplo de sus vidas mismas. Yo tengo mi superheroína particular y no tiene capa y no vuela, pero con mirarla cinco minutos te regala la fuerza suficiente para querer cambiar todo lo injusto de este mundo. 

A estas alturas queda claro que hablo de Dámaris, una niña peruana que con sus seis años ya ha ganado más batallas de las que yo misma, después de veinticinco, no he visto ni a lo lejos. Batalla a batalla, va ganando su guerra, sin trincheras para esconderse o descansar. Por eso es mi heroína. Treinta kilogramos de huesos, músculos (aunque no muchos), piel y ánimos infinitos. En su casa la acompaña su familia, que vive por y para ella. Sin descanso. En su colegio, el San José Obrero de Sullana, se rodea de grandes maestros y maestras que con paciencia y cariño incansables, consiguen que poco a poco sea capaz de pronunciar palabras, de punzar con fuerza o de andar algunos pasitos sola. También están sus amigas que la acompañan en el patio a la hora del recreo, que le ayudan a abrir su bote de jugo y su paquete de chifles. Y que no se separan de ella ni le sueltan la mano si el juego del día es correr y correr. 

Esto es así porque Dámaris, entre otras dificultades relacionadas con el habla y los músculos de los brazos y manos, es invidente de nacimiento. Y sin embargo, nada de esto es una traba para que sea mi ejemplo y mi patrón. Ella es la luz o el norte que de vez en cuando necesito recordar, para saber agradecer todo lo que soy y todo lo que tengo. Es la viva imagen de la superación.

Dámaris intuye que es distinta del resto, lo que aún no sabe es que lo que le hace sobresalir, es su fuerza incansable.